Percia, “Territorios ancestrales…” Nueva Revista de Literaturas Populares
Número 3 / Mayo 2025 / pp. 1-11 8 ISSN 3008-7619
bien común, el de la irrigación y la importancia del agua para la vida comuni-
taria. Nombres/símbolos diseminados en el paisaje que no son unidades ais-
ladas sino que se vinculan a las agencias de las comunidades con el territorio
y los espacios comunales de bienestar. Roncalla remite esa poesía andina a las
raíces, a las huellas de la memoria grabadas en el espacio, a las capas sintag-
máticas de pasado que se encuentran en el presente. La totalidad social y hu-
mana en todos sus aspectos, de los cuales la poética nominal del espacio es
el escenario, lugar donde discurre la vida, que guía y conduce lo por venir.
Para dar cuenta de la función de esta imaginación, el autor habla de una
poesía hanan –donde “la palabra, el gesto, la danza y el sonido nos remiten al
plano espiritual y sagrado. A las raíces y a la historia, a las huellas y la resis-
tencia. Todos los caminos del presente profundo conducen a hanan” (Ron-
calla, 2014: 124). De este modo, el artículo expone una dimensión de dos
paradigmas en tensión que se hayan en el origen del relato, las topografías de
Yucay son la excusa teórica para pensar dos caminos que se bifurcan: las na-
rrativas quechua andinas orales inscriptas en las topografías como memoria,
que piensan las agencias compartiendo generosamente su potencia y conflu-
yendo en el bien comunal; y las apropiaciones coloniales, inscriptas en la ciu-
dad letrada y sus insignias pictóricas, que reinterpretan esos relatos para ins-
taurar la idea de la propiedad y el linaje como adjudicación de la tierra, como
potestad y poder sobre el territorio y las comunidades que lo habitan. El Ha-
nan, la poesía superior –conectada con los Apus y sus potencias– es la que
piensa en el bien común, la que irriga los sueños y las consciencias.
El artículo de Edith Leal Miranda, por su parte, ofrece una lectura sobre
el modo en que la obra del poeta mé’phàà Hubert Matiúwàa relee y repiensa
los mitos de origen de su pueblo desde el presente. Se los ha llamado mito y
fábulas pero no son relatos del pasado, sino un pensamiento vivo que se ac-
tualiza y deja pensar una ética. Como dice Matiúwàa es palabra que cuenta
(2018: 10). De ese modo, Leal Miranda retoma el desafío que el propio poeta
hace de “mapear una epistemología desde la lengua con base en categorías
no eurocéntricas” y retrazar desde la episteme mé’phàà respuestas para pen-
sar el ser común más allá de la identidad y el nombre como frontera. La autora
analiza en la obra de este autor los sentidos de una ética y una praxis poética
vinculada a las tradiciones ancestrales de la “Gente piel”, y expone la necesi-
dad de reescribir y autoafirmar una identidad atravesada por múltiples posi-
ciones de colonialismo (múltiples capas de traducción e interpretación que
pesan sobre una cultura que fue pensada por otros desde antes de la